Cambiamos radicalmente de localización en nuestro recorrido. De Europa a una de las ciudades más bonitas de la zona oriental de la mano de Memorias de una Geisha, altamente recomendable incluso en su versión cinematográfica si sois de los que teméis las adaptaciones de la gran pantalla.
Fotograma de la película |
He intentado recopilar fotografías de Kioto en la época (antes de la Segunda Guerra Mundial) en la que se sitúa la novela, pero ha sido bastante difícil por lo que he decidido incluir algunas actuales que tampoco tienen desperdicio.
Si no sabéis nada acerca del argumento, no podré deciros nada sobre lo que ocurre en esta escena, pero si cuán emocionante es.
Se trata del Fushimi Inari-Taisha, uno de los santuarios más emblemáticos y en gran parte construido con donaciones de los propios ciudadanos.
En Japón es muy frecuente encontrarse con templos y casas tradicionales, todas ellas llenas de historia y costumbrismo y gracias a eso podemos disfrutar de su arquitectura.
Palacio Imperial |
Los jardines japoneses también son muy famosos y no es de extrañar ya que las imágenes hablan por si solas.
¿A quien no le importaría pasear por alli? Eso si, sin comer pipas.
El mundo nipón tiene mil y una cosas de las que hablar e investigar y, por lo menos a mi, me resulta tremendamente interesante por lo que desde aqui, os invito a conocer un poco más su cultura a través, por ejemplo del Museo Oriental de Valladolid o por un magnífico blog de un español por esa zona.
Llevadme a Japón, ¡porfis!
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